Canadá y EE.UU. se dieron un respiro de 30 días al suspender los aranceles que estaban afectando el comercio entre ambos países. Es como si por fin se tomaran un cafecito juntos para calmar las tensiones, aunque sea por un mes.
Durante este tiempo, Canadá se comprometió a reforzar la seguridad en la frontera, aumentando el personal y usando más tecnología para asegurar que todo marche bien. La idea es que, mientras tanto, ambos gobiernos se sienten a negociar para llegar a un acuerdo definitivo que solucione estas broncas a largo plazo.
La gran pregunta es si este acuerdo se volverá permanente o si, al terminar los 30 días, se reanudará la guerra de aranceles. Si logran avanzar, podríamos ver un acuerdo estable y beneficioso para ambos lados. Pero si se quedan en el tintero, será solo un alivio temporal en medio de un panorama de incertidumbre.
En resumen, este acuerdo es un movimiento importante para mantener la estabilidad económica en la región, y lo que pase en las próximas semanas será crucial para definir el rumbo del comercio en América del Norte.
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