Austin (TX) Después de competir con más de 18.300 solicitantes, Francisco “Frank” Rubio, de origen hispano, consiguió hacerse un hueco entre los doce candidatos a astronauta que la Agencia de Aeronáutica y el Espacio (NASA) preparará durante los próximos dos años para ser parte de sus misiones al espacio.
Hijo de madre salvadoreña, nacido en Los Ángeles hace 41 años y criado en Miami, Rubio será sometido a una serie de entrenamientos y capacitaciones exigentes a partir de agosto y hasta 2019 con el objetivo de conseguir entrar en el cuerpo de cosmonautas de la agencia.
Largas caminatas con gravedad cero, dietas estrictas, simuladores de manejo de naves espaciales, y hasta clases de ruso -para poder comunicarse con sus colegas de la Estación Espacial Internacional- conformarán el día a día del latino en su lucha para llegar al espacio, que compartirá con los otros once hombres y mujeres seleccionados este año.
A pesar de ser una preparación intensa, Rubio llega a esta prueba con una amplia experiencia, tanto a nivel físico como psicológico y mental, que lo convierte en un candidato sólido para entrar en la selecta lista de astronautas hispanos que han entrado en la NASA.
De hecho, el salvadoreño de origen ha volado más de 600 horas de combate durante los despliegues del Ejército estadounidense en Bosnia, Afganistán e Irak, dentro de un total de 1.100 horas pilotando un helicóptero Blackhawk UH-60.
Dentro de sus galardones destacan la Estrella de Bronce, la Medalla al Servicio Meritorio, la Medalla de Alabanza del Ejército y la Medalla de Logro del Ejército.
En el plano intelectual, se graduó en la Academia Militar de Estados Unidos en West Point (Nueva York) y obtuvo un Doctorado en Medicina de la Universidad de Servicios Uniformados de las Ciencias de la Salud en Bethesda (Maryland).
Rubio sirvió como líder de pelotón en diversos campamentos militares, así como también se desempeñó como un supervisor de clínica, proveedor de medicina y cirujano militar en Alabama, según detalló la NASA en su biografía.
Así, este médico de familia y cirujano de las fuerzas especiales de EEUU encara ahora uno de los retos más anhelados por la mayoría de personas durante su niñez: convertirse en astronauta.
En caso de conseguirlo, Rubio dejará en la Tierra a su esposa, Deborah Rubio, a sus cuatro hijos y a su madre, Myrna Argueta, que actualmente reside en su país de nacimiento, El Salvador.
Sin embargo, el aspirante a cosmonauta logrará entrar en una selecta lista de hispanos que sí forman o han formado parte de la NASA.
Sin ir más lejos, la agencia espacial estadounidense homenajeó en mayo a Ellen Ochoa, la primera hispana que viajó al espacio, al incluirla en el Salón de la Fama de la NASA, dónde comparte espacio con otros cosmonautas como Neil Armstrong, John Glenn o Buzz Aldrin.
La misma Ochoa, de origen mexicano, será una de las personas encargadas de supervisar el entrenamiento de Rubio, ya que desde 2012 es la directora del Centro Espacial Lyndon B. Johnson, situado en Houston (Texas) y sede que acogerá la preparación de los doce candidatos.
La astronauta comparte también lugar en el Salón de la Fama con el costarricense Franklin Chang Díaz, primer cosmonauta latinoamericano de la NASA y uno de los hombres con más horas espaciales en la historia, tras 7 misiones llevadas a cabo entre 1986 y 2002.
Otros latinos, como el hijo de mexicanos José Hernández, que estuvo más de diez años en la Agencia ocupando distintas puestos, forma parte de la exclusiva lista de hispanos que han volado al espacio. EFEUSA
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