Tras un mal comienzo con derrota parcial por el gol de Santiago Pierotti a los diez minutos, Independiente niveló el encuentro disputado en Avellaneda mediante un polémico penal sancionado por Nicolás Lamolina. Martín Cauteruccio convirtió la pena máxima a los 24′, pero segundos antes no quedó bien claro que la decisión del juez principal haya sido la correcta.
Luciano Gómez fue a pelear una pelota dividida contra Carlos Arrúa y se cayó en el área tras el contacto con el volante paraguayo a los 20 de la etapa inicial. Se trató de una polémica decisión no solo de Lamolina sino también del VAR que estuvo a cargo de Germán Delfino.
Es un contacto propio de un partido y no hay infracción. Hay que aclarar que las faltas se miden por la acción aplicada y sus consecuencias. En esta oportunidad se trata de un mero contacto propio del juego que no amerita considerarse como falta.
Es un error claro del árbitro Lamolina y del VAR a cargo de Delfino, quien pese a tener más oportunidades para revisar la acción, sonsidera una falta frente a un simple contacto propio del juego.
Esta no fue la única jugada discutida del primer tiempo, ya que a los 33′, todo el bando de Independiente reclamó un penal sobre Matías Giménez de parte de Rafael Delgado. En esta acción el cuerpo arbitral vuelve a cometer un grosero error ya que fue infracción.
La carga del jugador de Colón de Santa Fe sobre el de Independiente contiene la fuerza necesaria para hacerlo trastabillar. Por ende, no solo hay error de Lamolina sino también del VAR que no lo invitó a revisarla.
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