(Desde Santo Domingo) Tras soportar ocho horas de vuelo con turbulencias, Alberto Fernández arribó a República Dominicana para participar de la Cumbre Iberoamericana, un foro regional auspiciado por España con la pretendida intención de mantener cierta influencia geopolítica en América Latina. Lula da Silva y Andrés Manuel López Obrador, presidentes de Brasil y México, optaron por evitar la travesía hasta las costas caribeñas que descubrió Cristóbal Colón para privilegiar su propia agenda doméstica.
El presidente comió liviano, durmió un largo trecho del viaje y preparó su participación en la Cumbre, que incluye reuniones bilaterales con los líderes de España y Portugal, Pedro Sánchez y Antonio Costa, y el Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, que conoce desde sus tiempos de jefe de Gabinete de Néstor Kirchner.
Los encuentros con Sánchez, Costa y Borrell apuntan a preparar la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) con la Unión Europea (UE), que ocurrirá en Bruselas a mediados de julio, y a analizar las consecuencias económicas y sociales de la guerra que desató Rusia en Ucrania.
Sánchez viaja a China antes de fin mes, y el jefe de Estado todavía empuja una mesa de negociación para dictar una tregua que suspenda la vocación imperial de Vladimir Putin. Xi Jinping es el principal aliado global del Kremlin y su voluntad política es clave para encarrilar un conflicto bélico con final abierto.
Alberto Fernández voló a República Dominicana junto a la Primera Dama Fabiola Yañez, el canciller Santiago Cafiero, la portavoz Gabriela Cerruti y el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello. Sergio Massa se sumará a la comitiva oficial en Washington, último tramo de la gira por Centroamérica y Estados Unidos.
El presidente permanecerá treinta horas en Santo Domingo antes de viajar a New York como escala previa a Washington, adonde el próximo miércoles se encontrará con Joseph Biden en la Casa Blanca. Aún no hay agenda definida para Manhattan, pero es probable que haya encuentros con banqueros y fondos de inversión que operan en la Argentina desde Wall Street.
Alberto Fernández no prevé escalar la tensión diplomática con Guillermo Lasso tras la fuga de la exministra María de los Ángeles Duarte, condenada por corrupción pública junto a Rafael Correa, expresidente de Ecuador. Lasso sostiene que Alberto Fernández facilitó la fuga de Duarte –refugiada en la embajada argentina en Quito-, una imputación política y penal que fue rechazada por el jefe de Estado.
En este contexto, ambos países retiraron sus embajadores y la relación entre Argentina y Ecuador quedó al borde de la ruptura. Lasso asume la presidencia pro tempore (PPT) de la Cumbre Iberoamericana y tendrá muchísimo protagonismo político, una circunstancia institucional que puede gatillar un nuevo enfrentamiento diplomático con Alberto Fernández.
El presidente de Ecuador está en una situación frágil –sujeto a un pedido de juicio político tras una pesada derrota electoral- y aprovechó su conflicto con Alberto Fernández para recuperar cierta adhesión en la opinión pública. Lasso jura que el gobierno montó un operativo ilegal para permitir que la exministra Duarte huya con destino a Venezuela, un refugio cálido que administra el líder populista Nicolás Maduro.
Si durante las deliberaciones en la cumbre, Lasso insiste con la imputación contra Alberto Fernández, puede ocurrir un evento diplomático con escasos antecedentes en América Latina. En Cancillería ya han estudiado la posibilidad de impugnar la presidencia pro tempore que le corresponde a Ecuador, como respuesta inmediata a una acusación directa de Lasso contra el jefe de Estado.
La presidencia pro tempore de la Cumbre Iberoamericana se decide por consenso y unanimidad, dos condiciones políticas que pueden mutar a papel picado si Lasso enciende la mecha. Hace un año -aquí mismo-, el canciller Cafiero aceptó en nombre de Argentina que Ecuador ocupe la presidencia pro tempore, pero ese gesto diplomático ya no coincide con el tono que ahora tiene la relación bilateral.
A la espera de un desenlace que no complique la estabilidad de la cumbre, Alberto Fernández aguarda que el protocolo de la Casa Blanca confirme su encuentro con Biden en el Salón Oval. El Presidente de los Estados Unidos viajó a Canadá y recién cuando regrese a Washington habrá una anuncio formal que aplaque la silenciosa tensión que se respira en la comitiva oficial.
Alberto Fernández, Santiago Cafiero y Jorge Arguello –embajador argentino en DC- ya tienen confirmado –extraoficialmente- que habrá reunión con Biden. Pero hace unos meses tuvieron idéntica certeza, y el COVID-19 hizo su faena.
El comunicado de la Presidencia de los Estados Unidos llegaría mañana, si Biden no dispone lo contrario.
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