Durante varios años, Hakeem Olajuwon sirvió de tutor de las estrellas de la NBA en el arte de postear, enseñando su trabajo con los pies y hechicería sobre la pintura.
Si así lo quisiera, Chris Bosh pudiera entrenar a un grupo diferente y muy de nicho: gigantes que juegan con LeBron James.
“Jugar con LeBron era similar a comprar un Ferrari”, dijo Bosh. “Ustedes saben que es el mejor del mundo. Se ve asombroso cuando lo miran. Pero no tienen idea de lo poderoso que es hasta tanto lo conduzcan. Uno puede terminar saliéndose de la carretera”.
Ambos aprendieron de la forma difícil. Bosh será exaltado pronto al Salón de la Fama, gracias a haber ganado dos títulos con el Miami Heat y 11 selecciones como All-Star, incluyendo cuatro de estas jugando al lado de James. Pero lo único que le permitió aprender cómo jugar junto a James fue hacerlo.
En el caso de Kevin Love en Cleveland, jugar con James significaba entender, no sólo cuál era el sitio donde se suponía debía estar sobre la cancha (Love acumuló seis disparos menos por partido en su primera temporada junto a James), sino también como evitar los atolladeros con los medios de comunicación y redes sociales.
Cuando James compartió la cancha por primera vez con Anthony Davis en Los Ángeles, ellos buscaron evitar esas dificultades prometiéndose mutuamente intentar mantenerse en la misma página.
“Lo que estoy viendo aquí es cuánto tiempo pasan juntos, fuera de la cancha de baloncesto”, expresó el entrenador de los Lakers Frank Vogel. “Y con toda franqueza, incluso en las sesiones de análisis de video, dentro del vestuario, parece que ambos siempre están juntos y están construyendo, esa amistad… Pienso que LeBron ha hecho todo lo que está a su alcance con el fin de asegurarse que hace todo lo necesario para que Anthony se sienta cómodo dentro de su nuevo equipo”.
Recibe semanalmente las informaciones más importantes de nuestra comunidad