Joaquín “El Chapo” Guzmán no siente culpa ni remordimiento por el impacto negativo que sus actividades ilegalestuvieron en la sociedad. El otrora líder del Cártel de Sinaloa está plenamente convencido de que quien consume drogas, “lo hace porque quiere”.
“Yo no necesito justificar nada, yo se que lo que hago es ilegal, dijo el co fundador del Cártel de Sinaloa a la criminóloga Mónica Rodríguez Cano, quien acaba de publicar un nuevo fragmento de las pláticas de tuvo con el ex líder narco fuera del contexto de confidencialidad.
Otro de los temas que tocaron fueron las cosas o situaciones que más hieren la sensibilidad emocional de Guzmán Loera. El padre de Ovidio Guzmán le respondió a la psicóloga que lo que más lo afecta es la pobreza: “Ese sí es un problema que me cala hondo, porque yo me crié así, ya lo traigo en la sangre (…) Al pobre lo miro igual que al más rico”.
El compadre del Mayo Zambada detalló que todos los años acostumbraba ir a las rancherías y mandar despensas y camioneta repletos con juguetes y comida para la gente más desfavorecida. “Hay mucha gente que necesita operarse de algo, que no tiene para pagar, yo les regalo la operación, les pongo el avión para que vayan a donde tengan que ir, por ejemplo, quien tiene cáncer, nombre no, su tratamiento es muy caro, yo se los pago”.
En una de las varias entrevistas que le realizó al capo, Ramírez Cano le preguntó si había una experiencia que recordara como la peor que le haya pasado en la vida, y el narcotraficante respondió que además de la pobreza, la muerte de su hijo Édgar Guzmán López.
La del primogénito de “El Chapo” no fue una muerte normal. El 8 de mayo, mientras Édgar se encontraba en un centro comercial del Desarrollo Urbano Tres Ríos, un grupo de pistoleros disparó a quemarropa contra el joven. Las crónicas locales hablan de que en la refriega se realizaron 500 disparos.
Según la viuda del fallecido, Frida Muñoz Román, a Édgar lo mataron los sicarios de los Belltrán Leyva en un ajuste de cuentas. Se dice que la muerte de su hijo dejó al capo tan devastado que decidió comprar todas las rosas de Culiacán, lo que a su vez provocó que todas las madres sinaloenses se quedaran sin flores para el 10 de mayo de 2008.
“El Chapo” también explicó que desde pequeños les inculcó a sus hijos la misma atención para los más pobres. “Quiero pasarles a mis hijos esa necesidad de ayudar a otros (…) Esa es la causa social a la que le meto más, a la pobreza de nuestros pueblos”.
“Joaquín ¿Cuál consideras que ha sido tu mejor fuga?”, le preguntó Cano al narcotraficante en otra de sus tantas charlas que tuvieron cuando estuvo preso en México.
“Ah, no, pues esta última, estuve muy estresado todo el tiempo. Pero siempre me porté bien, me he portado bien señorita”, le habría respondido Guzmán Loera, con esa amabilidad que parece caracterizarlo en su trato con las mujeres.
“¿Te parece que fugarte dos veces es portarte bien?”, reviró la autora del libro “Las Puertas del Infierno: un paseo por los siniestros y oscuros rincones de la mente criminal”.
“Bueno no, pero yo no quería que me extraditaran señorita”, le respondió el narcotraficante.
“Joaquín, fugarte es un delito sumamente delicado. ¿Qué pensabas mientras ibas en esa moto dentro del túnel?”, le explicó la criminóloga al co fundador del también llamado Cártel del Pacífico. “Desde luego, ¡que no me atraparan!”.
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