La Casa Blanca fue apagada y Trump escondido en un búnker.
Poco le importó a los miles de manifestantes en Washington D.C., que se hubiera decretado un toque de queda a partir de las 11 de la noche del domingo. Aún así, las personas salieron a protagonizar desmanes, y alteraciones del orden público, incluso muy cerca de la Casa Blanca, a raíz del homicidio de George Floyd en manos de policías de Minneapolis.
La residencia del presidente de los Estados Unidos, de hecho, fue presa de la reacción de los manifestantes, quienes -según reportes de videos compartidos en las redes sociales- irrumpieron e ingresaron hasta muy cerca de la edificación gubernamental.
La situación fue tan tensa que la seguridad del presidente Donald Trump procedió a apagar las luces de la Casa Blanca, dejando todo en una inmensa oscuridad, mientras que el hombre más poderoso del mundo era resguardado en un búnker. Un hecho sin precedentes.
A la escalada de protestantes, que ya llegó a seis días el domingo, se sumó la reaparición del grupo de hackers de Anonymous, que, en un anuncio público, informó que había accedido a la base de datos de la Policía de Minneapolis y que estaban dispuestos a dar a conocer al mundo una larga lista de crímenes de policías.
George Floyd, de 46 años, murió por posible estrangulamiento cuando estaba sometido en el piso, luego de haber sido reducido por policías que acudieron a un llamado del 911, pues supuestamente el hombre, que era afroamericano, había intentado usar billetes falsos para una compra en un pequeño establecimiento.
La muerte de Floyd quedó registrada en el video de un testigo, que mostraba cómo el hombre suplicaba que no siguieran presionándole el cuello, pues no podía respirar, hasta que finalmente se desvaneció y falleció en el lugar de los hechos.
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