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Los buzos hallan las dos cajas negras del avión de AirAsia

Los buzos recuperaron una caja negra y localizaron la segunda en aguas del mar de Java el lunes, en la zona donde el avión de AirAsia se estrelló hace más de dos semanas, un avance clave que podría ayudar a los investigadores a descubrir qué provocó el accidente del vuelo 8501 cuando estaba en mitad del vuelo.

El aparato que registra las voces de cabina se encontró solo horas después de que funcionarios anunciasen que el dispositivo que graba los datos de vuelo había sido sacado de debajo de un pedazo de ala de la aeronave y llevado a la superficie, dijo Suryadi Bambang Supriyadi, coordinador de la operación de la Agencia Nacional de Búsqueda y Rescate.

El funcionario explicó que la grabadora de voz estaba a unos 20 metros (66 pies) de distancia del segundo dispositivo, que seguía atrapado bajo una pesada pieza del fuselaje y que los buzos intentaban extraerlo a una profundidad de 32 metros (105 pies).

Los buscadores comenzaron a enfocarse en el sitio un día antes después de que tres barcos indonesios captaron señales intensas en el área, pero fueron incapaces de ver los dispositivos por las fuertes corrientes y la pobre visibilidad.

Los dos instrumentos, cuyas balizas emiten señales, son vitales para comprender qué provocó la caída del vuelo 8501 el pasado 28 de diciembre, matando a las 162 personas que iban a bordo. Proporcionan información esencial como las velocidades vertical y horizontal del avión, la temperatura del motor o las conversaciones entre el piloto y el copiloto durante el vuelo.

“Hay como más de 200 parámetros grabados”, dijo el experto en seguridad aérea John Goglia, ex miembro de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos. “Nos va a proporcionar un océano de material”.

La grabadora de datos, al igual que ocurrirá con la segunda caja negra cuando salga a la superficie, será llevada a la capital indonesia, Yakarta, para su análisis. Podría tomar hasta dos semanas descargar su información, dijo Nurcahyo Utomo, un investigador de la Comisión Nacional para la Seguridad en el Transporte.

La lenta operación de rescate, que ha pasado varios días con pocos avances, recibió un impulso muy necesario durante el fin de semana cuando se recuperó la cola del avión del fondo del mar. Fue la primera parte grande de la aeronave extraída del sitio del choque, pero estaba totalmente desgarrada y las cajas negras se habían desprendido de su interior.

Los esfuerzos de búsqueda han sido obstaculizados consistentemente por olas grandes y corrientes poderosas creadas por la temporada de lluvias en la región. Sedimento y arena, junto con las corrientes, han creado condiciones de visibilidad mínima para los buzos.

Henry Bambang Soelistyo, director de la Agencia Nacional de Búsqueda y Rescate, dijo el domingo que los buzos habían localizado el ala y restos del motor. Las autoridades esperaban que fuese la sección principal del Airbus A320, donde se cree que están atrapados la mayoría de los cuerpos de las víctimas.

Hasta el momento, se han recuperado solo 48 cadáveres. El estado de descomposición en que se hallan actualmente ha hecho que la identificación sea más complicada para los desesperados familiares que esperan para enterrar a sus seres queridos. Casi todos los pasajeros eran indonesios.

“Sigo creyendo que la mayoría de las víctimas siguen atrapadas ahí, y debemos encontrarlas”, dijo el general Moeldoko, jefe del Ejército de Indonesia, que emplea solo un nombre para identificarse.

Dijo que los más de 80 buzos que participan en la operación de rescate habían recibido la orden de hacer de la búsqueda del fuselaje su principal prioridad.

El último contacto de los pilotos con el control del tráfico aéreo, a medio camino en el vuelo de dos horas entre la segunda cuidad de Indonesia, Surabaya, y Singapur, indicó que estaban entrando en una zona de tormentas. Pidieron autorización para subir de 32.000 pies (9.753 metros) a 38.000 pies (11.582 metros) a fin de evitar las nubes amenazantes, pero se les negó permiso debido al tráfico pesado aéreo encima de ellos. Cuatro minutos después, el avión desapareció del radar. No se emitió ninguna señal de socorro.

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